No pretendemos hacer historia. Nuestro objetivo, más bien, es registrarla y hacerla común. Abrir las páginas de nuestra primera publicación implica recordar –o descubrir- nuestros matices pasados como sociedad. Para saber qué hacemos y cómo somos hoy en día, basta con revisar el ejemplar que tenemos en mano.
Entre una y otra edición hay diferencias sustanciales, en tamaño, en dimensiones publicitarias y en apariencia. Pero en el fondo, reconocemos con orgullo que somos los mismos, con las mismas convicciones, las mismas preocupaciones, las mismas aspiraciones. Lógico, si pensamos que somos expresión de la misma sociedad, que después de treinta y dos años, conserva su esencia.
En todo este camino, tan inevitable es la transformación social como inquebrantable nuestro ánimo de ser memoria honesta, que haga del pasado un motivo para el presente y que capte el hoy como requisito para el mañana.
Esta ruta sería intransitable sin la compañía de mucha gente, que en su diversidad posee un factor común: la confianza en esta revista. Gracias a la confianza de una extensa lista de anunciantes, de colaboradores y más grande aún de lectores, d’interés se ha convertido en un profuso acervo de hechos y pensares, que da cuenta de una larga historia colectiva.
Somos 11 mil 680 días de hechos e ideas. Apenas un comienzo para una sociedad de cambio. En el presente las páginas impresas cambiaron por lo digital, cosas de la modernidad, o te actualizas o mueres. Aquí seguimos honrando el privilegio que se nos ha conferido de ser testigos activos de la historia.